Debemos ser siempre calientes, nunca tibios, ni fríos. Queremos que Dios nos fortalezca para que podamos andar de manera firme. No estamos perdiendo nuestro tiempo en este lugar pues venimos para servirle, para hacer lo que Él quiere. Queremos presentarle un culto agradable. Mejor es un día en sus atrios que mil fuera de ellos. ¿Es el caso para ti?
El honor, la gloria, el agradecimiento para Él. Un día, dejaremos de predicar pero nunca vamos a dejar de alabarle. Cantamos de todo corazón para expresarle nuestro amor. Cuando Dios os ha lavado y santificado, aunque no sepas hablar, Le alabas. Debemos ser nuevos odres para recibir el buen vino, es decir, no debemos ser rígidos, debemos dejar de ser como mármol. Debemos dejar a Dios actuar en nosotros. Dios es realmente bueno, ama al hombre. Es viviente y actúa. Nunca ha dejado de actuar. Ya que vive en nosotros, pues, nosotros también, estamos en acción.
2 Reyes 4:1-6
El cuadro que nos ha sido descrito es particularmente conmovedor. Eliseo es a quien Jehová enseñó a Elías para que le ungiera por profeta. Elías echó sobre Eliseo su manto. Cuando Eliseo tocó el manto, algo ocurrió para él. Entonces, abandonó todo lo que estaba haciendo, su familia, y siguió a Elías. Eliseo se aferró a Elías. Partiendo para Gilgal, Elías le pidió que se quedara allí pero Eliseo quiso seguir a Elías, perseveró en querer quedarse con él. Nosotros hubiéramos obedecido y quedarnos. Pero cuando Dios te da algo, cuando pone en ti algo, entonces, haces las cosas de manera distinta. Te aferras a esa cosa. Hacía falta tener a Dios en sí para poder creer que una virgen podía dar a luz sin concebir.
Isaías 6:1-8
El llamamiento de Isaías no era una ilusión. El canal fue limpiado para que pueda Dios tomar el control. Fue lo mismo con Eliseo, estaba predestinado a aquel llamamiento. El objetivo era que Eliseo sucediera a Elías, por eso se aferró a Elías. Le preguntó Elías: ¿qué quieres que haga por ti? Eliseo pidió una doble parte de lo que tenía Elías. Es la perseverancia, Eliseo nunca abandonó.
Hebreos 10:32-36
Dios quiere que te aferres a él sin segundas intenciones, sin mirar ni a la izquierda, ni a la derecha. Tenemos el mismo pensamiento y la misma fe que nuestros padres que buscaban una ciudad cuyo arquitecto es Dios. Nos estamos preparando porque tenemos nuestra casa que nos está esperando. El verso 36 nos enseña que debemos tener esta perseverancia. Por eso, Eliseo no quería dejar a Elías. Vio a Elías alzar en carros de fuego. Elías y Enoc son prototipos que nos sirven de ejemplo para demostrarnos que el rapto es posible para nosotros. Lo único es que ellos no pudieron entrar en la presencia de Dios porque el precio de la redención todavía no había sido derramado. Entonces, estaban en los cielos de los cielos. Elías dijo a Eliseo: cuando me fuere, tendrás lo que pediste. Cuando Eliseo cogió el manto, entró en el servicio. Es después de todo eso que llegó a casa de aquella mujer. Ésta le recuerda a Eliseo quién era su marido y cuál es su situación.
Éxodo 20:5-6
Servimos al Dios vivo que es perfecto y cuya Palabra es viva. Dios permitió que Eliseo estuviera en aquel lugar por aquella mujer, Dios había cubierto sus necesidades porque su marido era temeroso de Jehová. Si sois temerosos de Dios, Dios cuida de vuestra posteridad, pase lo que pase. Servimos al Dios misericordioso. Cuida de nosotros sin que nos demos cuenta. Es realmente fiel. Tu amor para con Él es también una bendición para tu entorno. Esta historia nos hizo pensar en Bartimeo. Jesús hubiera pasado por otro camino pero pasó por allí, por aquel lugar, para aquel ciego. Dios te prepara hoy para lo que te va suceder mañana. Nuestro Dios combate y trabaja para nosotros. El enemigo prepara proyectos en contra de ti pero cuando alabas a Dios, y que vives para Él, Dios vela y aniquila esos proyectos. Por eso, yo me alegro cuando me dicen: a la casa de Jehová vamos.
2 Reyes 4:2
No fue un azar que aquel hombre de Dios estuvo por allí. Hizo la pregunta: «¿qué tienes en casa?» Cuando tenéis a un hombre de Dios, enviado por Dios, prestad siempre mucha atención mientras os habla. La mujer samaritana, al pozo, no rechazó la Palabra sino que obedeció simplemente y abrió su corazón. Dios cambió su vida. Si eres un hijo de Dios, siempre te pliegas a la Palabra. La samaritana entendió que éste era profeta. Hemos nado de Dios, pues tenemos la naturaleza de Dios. La muerte vino por Adán, y la vida por Jesucristo. La muerte ya no tiene impacto sobre nosotros. La mujer tenía muchas cosas en casa pero contestó: aceite. En casa, el aceite no debe faltar nunca a un hijo de Dios. David podía hacer todo con los animales, combatió al león y al oso pero para que se convierta en rey, le hacía falta el aceite. Cuando los discípulos estaban con Jesús, escuchaban. Cuando el Señor se fue, fue necesario que el aceite bajara sobre ellos el día de Pentecostés para que pudieran salir y predicar la Palabra. Las diez vírgenes eran vírgenes, iban hacia el esposo. Pero ¿por qué se dice que cinco de ellas eran prudentes?, pues tomando sus lámparas, tomaron aceite consigo.
Mateo 25:1-12
La Palabra es una lámpara (Salmos 119:105). Prestad el oído a lo que dice el Espíritu a las iglesias, las iglesias son la esposa. ¿Por qué los discípulos no se fueron cuando todos los que estaban con Jesucristo volvieron atrás? Pedro contestó: “¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”. No se fueron porque el Señor les había escogido. Fue lo mismo con Elías y Eliseo. Todos los discípulos no eran puros porque entre ellos, estaba el hijo de perdición. Jesús lo sabía, la Palabra siempre clarifica. Un hijo de Dios siempre está atento a lo que dice Dios. Las vírgenes insensatas eran distraídas. Pero el hijo de Dios, cuanto más escucha la Palabra, más fuerte se pone. Las insensatas no tenías aceite. Dios se interesa por tu aceite. Mucha gente hace mucho ruido pero en su interior, son vacíos. Dios se interesa por tu interior. Pedro y Juan no tenían nada pero el día del Pentecostés, su interior fue llenado. ¿Por qué Jesús es llamado el Mesías? Es porque es el ungido de Jehová. ¡Quién puede saber lo que agrada al Señor si no es el Señor él mismo! Cuando Dios te revela algo (Dios escudriña todo), te revela lo que Le interesa en ti. La particularidad de Ester era su sumisión, su obediencia, su respeto. Nunca había pensado ser reina mas en el plan de Dios, eso era necesario para el pueblo de Dios. El respeto es realmente importante. No debéis faltar nunca respeto a una persona que tiene más años que vosotros. Dios no trabaja contigo por nada, pues te modela para el futuro. Dios sabe lo que hace. Si Dios te ha elegido, debes saber lo que ha puesto en ti. Las diez eran vírgenes, tenían la Palabra. ¿Cómo ocurrió que cinco de entre ellas pensaron en tomar aceite? ¿Era suficiente la lámpara? El mensaje no es suficiente, te hace falta otra cosa. Una lámpara sin aceite no sirve para nada. La letra mata, mas el Espíritu vivifica. Dios se interesa por lo que hace vivir la cosa, el aceite. Cuando llegó el esposa más tarde´, las lámparas de las vírgenes insensatas se habían apagado mientras que las de las prudentes se quedaron encendidas. Entraron pues y se fueron con el esposo. Eso quiere decir que es bueno escuchar pero ¿entiendes por qué Dios te está hablando así? Debéis tener al más que los demás. Lo que hace que Dios se interesa por ti y tú por Dios, es lo particular que tienes. Cuando Ester fue a ver al rey, no era la única chica virgen y guapa. Cuando se acercaba, su carácter había sido tallado desde mucho tiempo. La belleza de una chica es su carácter. Vuestro carácter desprende un perfume diferente. No había dicho nada pero recibió la aprobación del rey. ¿Quién da la aprobación? Dios Él mismo.
Proverbios 31: 10; 25-30
Una hija de Abraham tiene en ella la virtud. Una hija de Dios recibe las alabanzas.